domingo, 14 de octubre de 2012

Un dos, un dos, quiero volver atrás.

Es imposible regresar a la niñez, cuando tenías esos amiguitos inanimados que dependían de tí, ese amigo invisible, Bill, con el que tanto discutías porque se enteraba de todos tus secretos inconfesables, pero que un buen día desapareció...
Ahora te tienes a tí misma y eres la que más te lastimas por no aceptar cómo vienen las cosas. 

Nunca te gustaron los príncipes azules porque desde tus juegos infantiles te recreabas en ser la reina de los desamparados. Parecía romántico, y te enamoraste de los peores, aquellos que se aprovecharon de tu vulnerabilidad, de esa falta de afecto.

Seguir el camino de baldosas amarillas parecía una buena idea, pero cuando regresaste a casa ya no eras la misma. Deseaste que todo hubiera sido un mal sueño, pero fue a peor.